Dislexia: una onza de prevención es mejor que una libra de diagnóstico e intervención (Catts y Hogan, 2021)

Dejo una infografía.



Un porcentaje significativo de niños escolarizados en nuestras aulas tienen dificultades graves y significativas para decodificar y reconocer las palabras escritas. Cuando estas dificultades persisten en el tiempo y no se explican, por ejemplo, déficits sensoriales o discapacidad intelectual algunos autores consideran que se cumplen los criterios para la detección de la dislexia (Fletcher et al., 2019).

En lo relativo a la dislexia, en los centros educativos se viene abogando por un cierto cambio de paradigma. Se recomienda pasar así de un modelo antiguo que espera a que la brecha sea amplia, ofrece un diagnóstico cuando las dificultades son muy relevantes y ofrece una intervención tardía a otro basado en la prevención. Este modelo ofrece una enseñanza de la lectura bien fundamentada a todo el alumnado, detecta riesgo nada más aparecen los primeros indicadores, ofrece una respuesta educativa intensiva y temprana en aquellos niños que presentan riesgo, monitoriza el progreso y, finalmente, confirma el diagnóstico en aquellos niños cuyas dificultades parecen persistir en algún grado tras la respuesta educativa.

Al respecto, Catts y Hogan (2021) publicaron un artículo muy interesante llamado “Dislexia: una onza de prevención es mejor que una libra de diagnóstico e intervención” desde el que he desarrollado la infografía.

Por si hay alguien interesado, dejé una pequeña entrada en mi blog hace unos pocos meses sobre los problemas evidentes que conlleva esperar ante las primeras dificultades para decodificar y que están bien documentados.


Dejo la referencia:

Catts, H. W. y Hogan, T. P. (2021). Dyslexia: An ounce of prevention is better than a pound of diagnosis and treatment. Reading League Journal, 2, 6-13.

Feliz miércoles

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