Enseñar a leer a niños con discapacidad intelectual moderada: un estudio controlado y aleatorizado (Dessemontet et al., 2021)

Una pequeña introducción

La alfabetización de las personas que presentan discapacidad intelectual supone, en mi humilde opinión, un tema de cierta urgencia social. Tres tipos de evidencias llaman mi atención. El primer tipo tiene que ver con el hecho de que las personas con discapacidad intelectual a las que se enseña a leer (como es lógico) alcanzan una vida más independiente y una mayor participación en actividades sociales (Forts y Luckasson, 2011). El segundo tipo tiene que ver con el hecho de que, por desgracia y a pesar de lo anterior, los niveles de alfabetización de los niños con discapacidad intelectual son muy bajos, presentando la mayoría de los niños unas pobres habilidades lectoras (Lemons et al., 2013).

El tercer tipo de evidencias es el que ofrece una cierta esperanza. Es evidente que las dificultades que estos niños presentan en la cognición, la memoria y el lenguaje dificulta su acceso a la lectura, haciendo compleja su alfabetización.  Sin embargo, a nivel educativo aun parece posible una cierta mejora. Por ejemplo, algunos autores señalan como, a menudo, se ha enseñado a los niños con discapacidad intelectual a reconocer las palabras de forma global, a modo de dibujos, en vez de abordar explícitamente la enseñanza de las correspondencias entre grafemas y fonemas, la conciencia fonémica y la práctica de la decodificación (Ahlgrim-Dezell y Rivera, 2015). Esto impide que las habilidades de lectura de los niños vayan más allá de las pocas palabras trabajadas.

En los últimos años, además, estudios cuasi-experimentales (Allor et al., 2014), diseños experimentales de caso único (Lemons et al., 2015) y algunos metaanálisis (Dessemontet et al., 2019) parecen indicar que abordar explícitamente la enseñanza de la conciencia fonémica, el aprendizaje de la relación entre grafemas y fonemas, junto a otros principios empíricamente fundamentados, puede mejorar de forma muy reseñable la alfabetización de los alumnos con discapacidad intelectual ligera y moderada. No obstante, estas intervenciones parecen requerir más de un año de intervención, grupos reducidos, práctica frecuente y un diseño instruccional exquisitamente cuidado. Dessemontet et al. (2021), publicaron una investigación interesante al respecto.


El estudio de Dessemontet et al. (2021)

Este trabajo evaluaba la intervención de un programa centrado en la conciencia fonémica, la enseñanza del principio alfabético y la práctica de la decodificación en niños franceses escolarizados en la enseñanza elemental. Se trata de un estudio controlado y aleatorizado. Esto quiere decir que los 48 niños que participaron fueron asignados, al azar, o bien a un grupo control que recibió la enseñanza habitual, o bien a un grupo experimental que recibió la intervención diseñada por Dessemontet et al. (2021). El programa de intervención fue implementado durante siete meses en grupos reducidos de dos a cuatro estudiantes. Las sesiones duraron 26 minutos de media y se aplicaban un total de 3 veces por semana.

Sobre los participantes

El 75% de los niños que participó en el estudio presentaba una inteligencia verbal por debajo de 55 puntos. Para participar, más concretamente, los niños debían cumplir los siguientes criterios: a) haber sido diagnosticados previamente con discapacidad intelectual, b) tener entre 6 y 13 años, c) ser capaces de comunicarse oralmente (usar al menos 20 palabras de forma inteligible) y d) ser incapaces de decodificar palabras sencillas. El criterio C me apena un poco. Necesitamos conocer también cómo enseñar a leer a aquellos niños que no producen oralmente el lenguaje, pero sí son  capaces de comprenderlo (muchos niños que usan sistemas aumentativos o alternativos de comunicación, por ejemplo).

¿En qué consistió la intervención?

El programa busca que los niños comiencen a decodificar. Se focaliza en diversas habilidades. La primera de ellas es la conciencia fonémica, buscando que los niños aíslen, segmenten e integren los fonemas de las palabras. La segunda de ellas tiene que ver con que los niños aprendan de forma explícita las relaciones entre grafemas y fonemas. La tercera busca que los niños mejoren la decodificación. Finalmente, se trata de que los niños transfieran lo anterior a pequeñas tareas de escritura. El diseño del programa está muy cuidado. Se enseña de forma directa y explícita y se usa un sistema de apoyos verbales y visuales que se retira conforme los niños mejoran en las tareas.

El programa se dividía en cuatro fases. En cada una de las fases se presentaban a los niños letras nuevas. Los niños no pasaban de una fase a otra hasta que no se mostraban competentes en cada una de ellas. Las correspondencias entre letras y sonidos se enseñaban en dos tipos de sesiones.

A. Sesiones de introducción. Tenían la siguiente secuencia: (1) el profesor leía un cuento en voz alta en el que aparecía la letra/ sonido a aprender (2) se enseñaba explícitamente la correspondencia entre letra y sonido (3) lo niños identificaban visualmente de la letra objetivo en el texto, (4) los estudiantes recorrían la forma de la letra con el dedo mientras pronunciaban el sonido y (5) los niños  indicaban si el fonema objetivo aparecía al principio de diferentes palabras.

B) Sesiones de decodificación. Tenían la siguiente secuencia: (1) se revisaban las correspondencias entre letras y sonidos ya enseñadas anteriormente, (2) el profesional pronunciaba sonidos aislados marcado las letras y los niños debían formar la palabra (/ssss/, /oooo, /llll/: /sol/), (3) los niños decodificaban las palabras alargando los sonidos, (4) los niños practicaban la lectura de palabras con corrección, (5) los niños escribían algunas palabras con letras móviles. 

De forma transversal, a los niños se les enseñaba una estrategia de decodificación en tres pasos. En primer lugar, nombraban los sonidos de las letras (/s/, /o/, /l/). En segundo lugar, los alargaban sin cortar la fonación (/sssooolll/). Finamente, debían leer la palabra rápidamente (/sol/).

Resultados, prudencia y conclusiones

Los niños mejoraron las habilidades de decodificación en varias tareas elaboradas por las investigadoras y el efecto de la intervención fue medio. Es un estudio llevado a cabo en otro contexto, lo que nos obliga a extrapolar con prudencia lo visto en este trabajo. No obstante, aquellos profesionales que tienen contacto en los centros educativos saben que la enseñanza de palabras a modo de dibujos ha sido una práctica frecuente para enseñar a leer a los niños con discapacidad intelectual. Quizás haya sido una opción razonable ante las dificultades para aplicar programas de larga duración, muy especializados y en grupos reducidos que ayuden a estos niños a leer. Eso escapa a mi conocimiento. Lo que sí parece seguro es que, para muchos de estos niños, parece ser un objetivo muy poco ambicioso.

Referencia

Dessemontet, R. S., de Chambrier, A. F., Martinet, C., Meuli, N. y Linder, A. L. (2021). Effects of a phonics-based intervention on the reading skills of students with intellectual disability. Research in Developmental Disabilities, 111, 103883.

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