Enseñar a los niños las letras y sus sonidos: un estudio experimental comparando varios procedimientos (Roberts et al., 2018)

Conocer los nombres y los sonidos de las letras, así como identificar los fonemas que componen las palabras, son aprendizajes esenciales en la alfabetización temprana (Ehri, 2020). Algunos investigadores han encontrado que aprender los nombres de las letras, y especialmente sus sonidos, puede a veces ser complicado (Foulin, 2005). Este aprendizaje requiere ensamblar dos estímulos arbitrarios y automatizar dicha relación. Para los niños que provienen de entornos desfavorecidos, con familias de bajos ingresos, esta tarea puede ser aún más complicada (Piasta y Wagner, 2010). Por tanto, los estudios que abordan, de manera experimental, la mejor forma de enseñar las letras y sus sonidos resultan especialmente valiosos.

Base teórica 

Roberts et al. (2018) creían que enseñar de forma explícita y directa las relaciones entre las letras y sus sonidos limitando la información extraña o superflua, era lo más efectivo. Los investigadores reforzaban la adquisición del sonido de las letras mediante la activación de las características articulatorias de los fonemas (se enseñaba cómo se posicionaba la boca para producir el fonema). También se hacía que los niños escribieran la letra para memorizar su forma, lo cual ha demostrado que ayuda a discriminar y a almacenar la grafía. Finalmente, se introducía una frecuente práctica de recuperación, haciendo que los niños evocaran de su memoria a largo plazo tanto el sonido como el nombre de la letra.

Todo lo anterior se comparaba con un método que enseñaba las letras de forma más tradicional. Este método de enseñanza incluía actividades como insertar la letra dentro de poemas, enseñarla utilizando el nombre del alumnado o realizar búsquedas visuales de las mismas. 

Los investigadores también se preguntaban si era mejor enseñar únicamente el sonido de la letra, su nombre o ambos aspectos de manera simultánea.

El estudio de Roberts et al. (2018)

En el estudio de Roberts et al. (2018) participaron 83 niños, de los cuales 53 procedían de hogares donde se hablaba un idioma diferente al que se usaba en la escuela. El 39 % de los niños tenía tres años, y el 61 % restante tenía cuatro años. Los niños recibieron un total de seis horas de enseñanza, divididas en sesiones diarias de 10 minutos que incluían cuatro actividades y se extendieron a lo largo de nueve semanas. Se les enseñaron 12 letras unívocas, es decir, aquellas cuya correspondencia con el sonido es estable. La enseñanza se llevó a cabo en pequeños grupos de entre tres y cinco niños, con revisiones acumulativas de las letras ya adquiridas. En el estudio se diseñaron cuatro grupos o condiciones, que se detallan a continuación.

Grupos diseñados en el estudio de Roberts et al. (2018)

  • Grupo experimental 1: asociación explícita del símbolo y el nombre de la letra, activación de las características articulatorias de los fonemas y escritura.
  • Grupo experimental 2: asociación explícita del símbolo y el sonido de la letra, activación de las características articulatorias de los fonemas y escritura.
  • Grupo experimental 3: asociación explícita tanto del símbolo como del nombre de la letra, activación de las características articulatorias de los fonemas y escritura.
  • Grupo control: poemas para presentar la letra, enseñanza de la letra dentro del nombre de los niños, búsqueda de la letra y arte con el grafema

Resultados

De manera general, las condiciones experimentales favorecieron más el aprendizaje de las letras, sus nombres y sus sonidos que los métodos de enseñanza tradicionales. Los resultados parecen apoyar que una enseñanza directa y explícita, que refuerza específicamente la adquisición y recuperación del sonido y la grafía mediante la activación de las características articulatorias y la escritura, es superior a otras prácticas habituales. Otro aspecto muy interesante es que los niños a quienes se enseñó de forma simultánea tanto el nombre como el sonido de las letras aprendieron mejor los sonidos que aquellos a quienes solo se enseñó el sonido. Una hipótesis plausible es que, dado que el nombre de la letra incluye su sonido, este podría facilitar su adquisición.

En esta figura es posible ver cómo, aplicando un modelo predictivo en base a las medidas tomadas al final de la intervención, el grupo que recibe la enseñanza del nombre y el sonido de la letra de forma conjunta  recuerda mejor el sonido de la letra que aquellos que reciben otras condiciones.



Referencias

Roberts, T. A., Vadasy, P. F. y Sanders, E. A. (2018). Preschoolers’ alphabet learning: Letter name and sound instruction, cognitive processes, and English proficiency. Early Childhood Research Quarterly, 44, 257-274.

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