Ejercicios motores orales descontextualizados del habla: sin evidencia para reducir los errores que cometen los niños (Alhaidary, 2020)
El Trastorno de los Sonidos del Habla es una dificultad para producir y secuenciar los sonidos del habla. De hecho, a los 4 años, entre el 5 % y el 11 % de los niños presenta una inteligibilidad del habla que no sería apropiada para su edad y que no tiene una causa clara. Aunque existen intervenciones de calidad para abordar estos problemas (Bower, 2023), ha existido mucha controversia acerca de los ejercicios motores orales descontextualizados del habla (nonspeech oral motor exercises), cuya eficacia se ha venido considerando un mito entre los autores de referencia (McDaniel et al., 2023). Una revisión de la literatura reciente publicada en la International Journal of Peditrics and Adolescent Medicine (Alhaidary, 2020) da algunos datos interesantes al respecto.
- Forrest y Iuzzini (2008) compararon la intervención basada en ejercicios motores orales descontextualizados del habla con una intervención que sí abordaba explícitamente la producción de los sonidos dentro de palabras en niños de entre 3,3 y 6,3 años. Los niños que recibieron la intervención de ejercicios motores solo mejoraron su precisión un 3%, mientras que los que recibieron la intervención que no incorporaba estos ejercicios mejoraron su precisión un 30%. Las diferencias entre ambos grupos fueron significativas. Los niños que recibieron la intervención de ejercicios motores orales desconectados del habla no obtuvieron mejoras.
- Lass y Pannbacker (2008) evaluaron 45 estudios, fechados entre 1981 y 2006, de los cuales 20 habían sido publicados en revistas de calidad revisadas por pares y cuyo objetivo era el de mejorar el habla a través de ejercicios motores orales descontextualizados del habla. Los autores no encontraron evidencias de que estas intervenciones sirvieran para mejorar la inteligibilidad del habla.
- Guisti-Braislin y Cascella (2005) tampoco encontraron mejoras significativas en niños con TSH que recibieron esta intervención.
- En contra de lo que comúnmente se cree, el autor indica que hay evidencias que la fuerza muscular necesaria para producir tareas de habla es baja. Según él, ejercicios que busquen fortalecer los músculos no tendrían una base racional sólida.
- Al contrario de ciertas creencias que se encuentran extendidas, el autor señala evidencias de que habilidades como succionar o soplar no son precursoras ni predictoras de las posteriores habilidades relacionadas con el habla.
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