¿Qué tipo de intervenciones puedo aplicar para mejorar el lenguaje de los 0 a los 5 años? (McKean y Reilly, 2023)

Cuando se atiende profesionalmente a niños con problemas de lenguaje y habla es fácil sentirse sobrepasado. Hay mucha información y las propuestas difieren entre sí. Algunos autores como McKean y Reilly (2023) nos ayudan a categorizar la realidad, explicando que hay varias opciones que han acumulado evidencias. Así, algunas intervenciones buscan mejorar las interacciones entre padres e hijos (McGillion et al., 2017), otras desarrollan el lenguaje de los niños a través de las lecturas compartidas (González et al., 2010) y otras enseñan de forma explícita y directa a los niños diversas habilidades lingüísticas (Fricke et al., 2017). Veamos la utilidad de cada una de ellas.




Mejora de las interacciones entre cuidadores y niños

Entre los 10 meses y los 3 años las intervenciones se suelen focalizar en enseñar a los cuidadores a interactuar de forma consistente y responsiva a las demandas del niño.  En estas intervenciones se suelen enseñar técnicas sobre cómo describir las acciones y objetos. También sobre cómo seguir las interacciones del niño, repitiendo, reformulando y extendiendo los intentos comunicativos de este. Suelen focalizarse en rutinas diarias (por ejemplo: baño, comida o vestido) y, de forma resumida, buscan mejorar la cantidad y la calidad de las interacciones lingüísticas del niño. Suelen centrarse en la familia, aunque pueden estar involucrados educadores tempranos.

Un ejemplo de lo anterior (McGillion et al., 2017)

Los autores llevaron a cabo un estudio controlado y aleatorizado en el que se entrenó a familiares de niños que procedían de entornos pobres con un peor desarrollo lingüístico que sus iguales. Un total de 142 niños de 11 meses y sus cuidadores fueron asignados aleatoriamente al grupo de intervención. Las familias vieron un vídeo sobre cómo interactuar con sus hijos de forma contingente y responsiva (siguiendo las interacciones y describiendo y nombrando los objetos a los que el niño atendía) y se les pidió que lo practicaran diariamente durante un mes.  Estos niños que mostraron mejores habilidades expresivas a los 15 y 18 meses que aquellos incluidos en el grupo control.

Lecturas compartidas

Las lecturas compartidas implican que el cuidador o el profesional lea un libro en voz alta mientras los niños participan de forma activa en situaciones que se derivan de ello. Dichas interacciones en torno al libro pueden usarse para enseñar vocabulario, mejorar la morfosintaxis, así como para abordar aspectos interesantes que favorezcan la alfabetización, como la conciencia fonológica. McKean y Reilly (2013) las recomiendan, especialmente, entre los 3 y los 5 años. En diversos trabajos se reporta que, controladas otras variables, la frecuencia de las lecturas compartidas entre familias e hijos se asocia a mejoras relacionadas con el lenguaje oral y el aprendizaje de la lectura.

Un ejemplo de lo anterior (Gonzalez et al., 2010)

González et ql. (2010) desarrollaron un currículum para niños de Educación Infantil con riesgo de problemas de lenguaje y que pertenecían a entornos socioeconómicos desfavorecidos. Dicho programa educativo abordaba aspectos relacionados con el vocabulario y los conocimientos previos a través de una intervención de lecturas compartidas. La intervención se aplicó en grupos pequeños de 5 y 6 estudiantes, en sesiones de 20 minutos, 5 veces por semana durante 18 semanas. Los niños mostraron mejoras en medidas estandarizadas, así como en medidas elaboradas por los investigadores, en el vocabulario receptivo y expresivo.

Atención/ instrucción directa

Mckean y Reilly (2013) describen como, entre los 3 y 5 años, las intervenciones pueden y suelen ir incorporando también la mejora explícita del lenguaje mediante programas bien fundamentados que lo abordan de forma directa. Recientemente, Hulme et al. (2020) publicaron un artículo titulado “Children’s language skills can be improved: lessons from psychological science for educational policy”. En él defienden cómo la implementación de intervenciones tempranas en grupos reducidos para la mejora del vocabulario, la morfosintaxis o las habilidades narrativas pueden ser efectivas y necesarias para el alumnado más vulnerable.

Un ejemplo de lo anterior (Fricke et al., 2017)

El programa NELI (Nuffield Early Language Intervention) es un programa intensivo y focalizado para niños que entran con un pobre lenguaje oral en los centros educativos. Se aplica de forma diaria durante 20 o 30 semanas. Su aplicación varía entre sesiones en pequeño grupo y sesiones individualizadas. Aborda explícitamente el desarrollo del vocabulario, las habilidades narrativas, la comprensión oral y la conciencia fonémica. Una aplicación concreta de este programa puede verse en Fricke et al. (2013). Encontraron una mejora global en el desarrollo del lenguaje (d=.83 a los seis meses) y transferencia a la comprensión lectora un tiempo después. (d. 52). 

Referencias

McKean, C. y Reilly, S. (2023). Creating the conditions for robust early language development for all: Part two: Evidence informed public health framework for child language in the early years. International Journal of Language & Communication Disorders.

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