¿Es mejor usar gestos para señalar el objeto o gestos que recuerden la forma para apoyar el aprendizaje de vocabulario de los hablantes tardíos? (Singleton y Anderson, 2020)

Los niños que a los 24 meses presentan menos de 50 palabras o son incapaces de formar oraciones de dos o más elementos tienen un mayor riesgo de presentar, posteriormente, problemas de lenguaje (Centers for Disease Control and Prevention, 2019). Estos niños suelen denominarse “hablantes tardíos” (Singleton, 2018).  Las intervenciones para el aprendizaje de vocabulario de los hablantes tardíos no están tan desarrolladas como nos gustaría, aunque contamos ya algunos protocolos con cierto grado de validez científica, como el VAULT (Alt et al., 2022). Recientemente, Singleton y Anderson (2020) realizaron un estudio muy interesante sobre el uso de gestos para apoyar este tipo de intervenciones.


El desarrollo de vocabulario temprano: un apunte teórico
Para comprender el estudio es necesario entender que las autoras se basan en un modelo de aprendizaje temprano de vocabulario para fundamentar la intervención (Smith et al., 2002; Perry Kuckler, 2019). Al principio los niños comienzan a conectar algunos nombres con el objeto referente (los niños conectan la palabra “coche” con uno de sus juguetes cercanos). Esta fase es lenta en cuanto a palabras aprendidas y es la que muestran los niños entre 12 y 18 meses. Posteriormente, los niños empiezan a generalizar la palabra a otros objetos (comienzan a nombrar otros objetos que también comparten la forma del coche con la palabra “coche”). Esta etapa es más tardía y es un desafío para muchos hablantes tardíos.

La intervención en hablantes tardíos
Las intervenciones en hablantes tardíos suelen enseñar el vocabulario de forma repetida mediante una gran cantidad de frases cortas y gramaticalmente correctas condensadas en un breve espacio de tiempo. Suelen usarse varios objetos para representar cada una de las palabras que constituyen el objetivo de la intervención. En un estudio muy conocido, Alt et al. (2014) aplicaron una intervención con cuatro hablantes tardíos que presentaba las palabras objetivo un total de 9 veces por minuto. La intervención duraba entre 14 y 20 sesiones y los niños debían escuchar las palabras, de media, 704 veces para producir las palabras que constituían el objetivo de la intervención.

El estudio Singleton y Anderson (2020)
Las autoras comprobaron si añadir gestos a una intervención muy similar a la anterior podía mejorar la adquisición de vocabulario de cuatro hablantes tardíos. Los participantes conocían entre 12 y 53 palabras y tenían entre 21 y 30 meses. El uso de gestos se usaba solo para apoyar las palabras que eran objetivo de la intervención. Se usaron dos tipos de gestos. Los gestos para señalar mostraban o indicaban el objeto al niño cuando se pronunciaba la palabra. Los gestos que representaban la forma del objeto se usaban también al pronunciar la palabra y reproducían alguna característica del objeto (las dos orejas del conejo). Dejo un esquema de la intervención en la siguiente imagen.




Resultados
Los gestos que representaban la forma de la palabra fueron más beneficiosos que los gestos para señalar en prácticamente todas las medidas. Se trata de un diseño experimental de caso único, así que los niños comparaban el aprendizaje de las palabras en ambas condiciones (condición 1: gestos para señalar; condición 2: gestos que representan la forma). Los gestos que representaban la forma contribuyeron a que los niños aprendieran más palabras, las generalizaran en mayor medida a otros objetos no incluidos en las sesiones (por ejemplo, a otros juguetes u objetos con forma de conejo) y que, además, pronunciaran las palabras de forma más correcta. ¿Cómo lo explican los autores?

Explicación
Las autoras explican este hallazgo de la siguiente manera:
  • Los gestos que representan la forma hacen más explícita la forma del objeto (las orejas del conejo, el cuello de la jirafa, los rotores del helicóptero), lo que ayuda a los niños a transferir la palabra a otros objetos con igual forma.
  • Al pronunciar la palabra al mismo tiempo que se produce el gesto, se ligan aspectos semánticos (relacionados con la forma del objeto) y fonológicos (los sonidos del nombre).
  • Los gestos suponen, en última instancia, otro referente más al que anclar la palabra. Además, de los juguetes que hay en la sesión, el gesto es un referente que permite más variabilidad.
Referencia

Capone Singleton, N. y Anderson, L. (2020). Making object shape explicit for toddlers with late language emergence. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 63(3), 749-763.

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