Evaluar el procesamiento fonológico de los niños con dificultades de aprendizaje: algunos apuntes

Un modelo sobre el procesamiento fonológico

En su ya clásico modelo, Torgesen y Wagner (1987) definen el procesamiento fonológico cómo aquel que implica el uso de información fonológica (los sonidos del lenguaje) para manejar el lenguaje escrito y oral. El modelo original tiene tres componentes interrelacionados: a) conciencia fonológica: entendida como la capacidad de identificar y segmentar mentalmente las unidades que componen el lenguaje oral (ej: sílabas, fonemas), b) memoria fonológica: descrita como la capacidad de mantener información verbal en la memoria de trabajo y c) recuperación fonológica: entendida como la habilidad para recuperar rápida y eficazmente información verbal de la memoria a largo plazo.



Evaluar el procesamiento fonológico

Roepke (2023) indica que evaluar el procesamiento fonológico es importante porque está, entre otras cosas, muy relacionado con las dificultades en la lectura, el lenguaje y el habla que muestran muchos niños a edades tempranas. De hecho, algunos autores indican que detectar a niños con dificultades para manejar información fonológica es clave, dado lo importante que es esta habilidad para, por ejemplo, empezar a leer las palabras escritas. El trabajo de Roepke (2023) está enfocado en evaluar el procesamiento fonológico de los niños que presentan Trastorno de los Sonidos del habla (en inglés: Speech Sound Disorder). No obstante, mi intención es dar una descripción algo más general.

La conciencia fonológica

Los niños con dislexia (Catts et al., 2015) y los niños con TSH (Roepke y Brosseau-Larpré, 2023) presentan, a menudo, unas pobres habilidades de conciencia fonológica. La conciencia fonológica es posible evaluarla, también en castellano, a diferentes niveles. Es posible evaluar la conciencia silábica (suena /sa/ en /sapo/), la conciencia intra-silábica (¿cuál de estas palabras no acaba igual?, /sal/, /mal/, /pin/) o la conciencia fonémica (¿suena /s/ en /sapo/?. La conciencia fonémica parece el nivel más importante para aprender a leer. Parece que hacer que los niños manipulen los sonidos de las palabras favorece la adquisición de las correspondencias entre las letras y sus sonidos (Kim et al., 2010).



La memoria fonológica

Roepke (2023) define la memoria fonológica como la “capacidad de mantener información verbal en la memoria a corto plazo”. Aunque hay cierto debate, la memoria fonológica suele evaluarse con tareas que implican, por ejemplo, repetición de dígitos o repetición de pseudopalabras. La tarea de repetición de pseudopalabras se usa a menudo, aunque implica también procesos de percepción auditiva y articulación (Coady y Evans, 2008). Los niños con Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL), los niños  dislexia y los niños con TSH presentan, en muchas ocasiones, bajas puntuaciones en tareas que evalúan la memoria fonológica (Farguharson et al., 2018; Gray et al., 2019). 



Las habilidades de recuperación fonológica

En este componente hay cierto debate. En su modelo original, Wagner y Torgesen (1987) la entienden como la capacidad de evocar o recuperar de forma rápida de la memoria a largo plazo los sonidos de las letras. Otros autores incluyen también la capacidad de nombrar de forma rápida colores u objetos. Algunos investigadores han llegado incluso a cuestionar que esta sea una habilidad puramente fonológica (Norton y Wolf, 2012). Se ha asociado la dificultad para evocar de forma rápida letras objetos y números a problemas en la fluidez lectora (Pennington et al., 2021), a las dificultades de algunos niños con TDL (Bishop et al., 2017) y las de algunos niños con TSH (Ha y Pi, 2022).


Una precaución importante

Parece que no es posible intervenir profesionalmente con las mismas garantías en todos los componentes del procesamiento fonológico. Mientras que es evidente que la conciencia fonológica sí que somos capaces de mejorarla con intervenciones bien fundamentadas (Gillon et al., 2019) hay serias dudas de que seamos capaces de hacer lo mismo, por ejemplo, con la memoria fonológica (ver el metaanálisis de Melby-Lervag et al., 2016). Las intervenciones para mejorar la recuperación de información fonológica (en ellas se denominan de forma rápida colores, dibujos, letras, etc.), por su parte, tampoco parecen útiles para mejorar aspectos relacionados con la lectura (Kirby et al., 2010).

Dejo la referencia del tutorial de Elizabeth Roepke:

Roepke, E. (2023). Assessing Phonological Processing in Children With Speech Sound Disorders. Perspectives of the ASHA Special Interest Groups, 1-21.



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