Un protocolo para evaluar a los niños que presentan problemas en la producción de los sonidos del habla (Fabiano-Smith, 2020)

Introducción

Un considerable porcentaje de niños presenta una reducción de la inteligibilidad del habla que resulta impropia para su edad y que no se debe a un daño neurológico, a defectos orales estructurales o a perdida auditiva. El Trastorno de los Sonidos del Habla (TSH; en inglés: Speech Sound Disorder; SSD) es un término paraguas que describe los problemas para producir, programar, percibir y/o representar los sonidos del habla que presentan estos niños (Storkel, 2019). El TSH tiene un notable impacto en el ajuste académico y social de los niños pequeños. Fabiano-Smith (2020) propone un protocolo para evaluar las dificultades de estos niños y elegir los objetivos a trabajar. 


1. Historia

El profesional debe registrar aspectos de la historia del niño relacionados, por ejemplo, con la posible presencia de trastornos del habla y el lenguaje en otros familiares. Es necesario comprobar qué idioma se habla en casa, ya que es determinante para la evaluación.

2. Evaluaciones previas

El profesional debe solicitar evaluaciones previas que impliquen aspectos como un estudio de la estructura buco-facial del niño, así como una evaluación de la audición del mismo. De no existir las mismas debe dar los pasos para que se lleven a cabo.

3. Obtención de muestras del habla

Es posible tomar medidas que impliquen la repetición aislada de palabras y pseudopalabras por parte del niño. Sin embargo, debe tomar también muestras en el lenguaje espontáneo que evalúen la inteligibilidad del niño en una situación de comunicación real.

4. Inventario fonético

El profesional debe determinar en base a sus muestras qué sonidos del habla el niño puede o no producir. Para considerar que el niño es capaz de producir un sonido se recomienda haber registrado al menos dos producciones diferentes durante la evaluación.

5. Precisión en la producción de consonantes

El Porcentaje de Consonantes Correctas (PCC) es una buena medida para monitorizar el progreso. Implica dividir el número de consonantes correctas por el total de consonantes producidas y multiplicarlo por 100. Se debe calcular partiendo de las muestras de habla recogidas.

6. Tipos de errores

El profesional observa si los errores más frecuentes son sustituciones (el niño cambia un fonema por otro u otros), omisiones (el niño omite partes de la palabra en su producción) o distorsiones (el sonido se produce de forma poco inteligible o clara).

7. Patrones de errores fonológicos

El autor recomienda observar si existen patrones de errores fonológicos (aunque hay quien cuestionaría una etiqueta tan pura). Implica observar por ejemplo, si el niños sustituye de forma sistemática el sonido /θ/ por el sonido /s/ o el sonido /b/ por el sonido /m/.

8. Medidas de proximidad léxica

Se trata de una medida de inteligibilidad que el profesional puede extraer y que implica valorar hasta qué punto el niño se acerca a la producción correcta de las palabras producidas. No es lo mismo cambiar /vacuna/ por /macuna/ que hacerlo /mamuma/ o /uma/.

9. Maleabilidad

Stimulability en el original. Este paso implica valorar hasta qué punto los errores que el niño comete mejoran ante la estimulación del profesional. Que los niños mejoren la producción tras una breve estimulación es predictor de buena respuesta a la intervención.

10. Inteligibilidad

A veces se pueden administrar escalas que valoren la inteligibilidad de forma global, que puedan ser cumplimentadas por los profesionales, familiares u otros agentes cercanos y que sirvan como medida de evolución y progreso.

Referencia

Fabiano-Smith, L. (2020). Standardized tests and the diagnosis of speech sound disorders. Perspectives of the ASHA special interest groups, 4(1), 58-66.

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