Una intervención para mejorar la comprensión lectora en niños con Trastorno del Espectro Autista (Engel y Ehri, 2021)

Una amplia mayoría de niños dentro del Trastorno del Espectro Autista parece tener dificultades para comprender lo que lee (Nation, 2006). Se han descrito diversas dificultades características en la comprensión lectora de estos niños. Una de ellas tiene que ver con la ”ceguera al contexto”: las palabras tienen diversos significados y es preciso prestar atención al contexto para saber cuáles de ellos se ha de activar. Algunos estudiantes con autismo parecen llegar a focalizarse en detalles irrelevantes, desatendiendo el contexto en el que las palabras aparecen y no creando una adecuada representación del texto. Algunos autores relacionan esto con los llamados “déficits de coherencia central” descritos en estos niños (Frith, 2003).

Se han descrito también déficits en las funciones ejecutivas que dificultan que estos niños se autorregulen de forma correcta y monitoricen de forma activa su propia comprensión (White et al., 2009).


Un estudio de intervención (Engel y Ehri, 2021)
Las autoras desarrollaron una intervención de seis sesiones de duración para mejorar la coherencia central en la lectura de textos narrativos. Se trataba de ayudar a los niños a percibir y conectar información saliente que contribuyera a la comprensión de los textos. Los participantes eran niños con TEA escolarizados en el primer y segundo curso de la escolaridad elemental que fueron asignados, a un grupo experimental o a un grupo control.


Sesión 1. Palabras y frases ambiguas
Se presentaban al niño palabras polisémicas en las que el profesional trataba de enseñar, acompañado de ilustraciones, cómo el significado de las palabras variaba en función del contexto. El niño leía una frases ambiguas y debía de indicar qué ilustración representaba mejor al texto leído. La imagen ha sido adaptada del trabajo original.

Sesión 2. Detectando malentendidos con palabras ambiguas
En esta actividad los niños leían frases y observaban unos dibujos que podían encajar o no con el contexto. Como se ve en el ejemplo, los niños debían reflexionar acerca de sí el dibujo representaba la frase que ellos estaban leyendo. Los profesionales usaban, si se precisaba, otros dibujos para ayudar a los niños a romper la situación de ambigüedad. Dejo la imagen adaptada del trabajo.


Sesión 3. Resolución de anáforas
En esta sesión se enseñaba a los niños que es posible usar diferentes palabras para referirse a los mismos personajes de una historia. Los niños usaban organizadores gráficos para generar diferentes formas de llamar a un mismo personaje. Los niños recibían enseñanza explícita sobre los pronombres, practicando para relacionar estos con sus referentes. En el ejemplo adjunto, que ha sido adaptado del artículo, se observa un texto en el que el niño debe conectar el pronombre “él” con su antecedente.

Sesión 4. Secuenciando historias con y sin ilustraciones
El profesional presentaba a los niños historias desordenadas con y sin apoyo visual. Posteriormente, se modelaba a los niños cómo recontar las historias empleando palabras específicas (primero, luego, después, finalmente…). Los niños tenían que prestar atención al contexto para ordenar los eventos. Dejo una adaptación de un ejemplo de las autoras.

Sesión 5. Recontando historias 
El profesional enseñaba a los niños que, al recontar una historia, ellos podían ayudarse de palabras como, “primero”, “entonces”, “finalmente”, etc. El profesional leía algunos párrafos a los niños y, tras un modelado, ellos trataban de recontarlos usando un esquema visual muy similar al que se ofrece en la imagen. 


Sesión 6. Haciendo inferencias causales
El profesional indicaba a los niños que los escritores no siempre nos dicen por qué ocurren todas las cosas que leemos en las historias (hay información implícita). De forma muy resumida, los profesionales ayudaban a los niños a releer el texto y a observar diferentes pistas del contexto para resolver las preguntas que se les formulaban. Dejo un ejemplo empleado por las autoras.


Conclusiones
Los resultados de Engel y Ehri (2021) indicaron que los niños mejoraban su habilidad para recontar textos narrativos cuando se comparaban los resultados con los del grupo control. No obstante, se debe ser prudente. Se trata de un estudio breve, con una muestra pequeña, una limitada potencia estadística y que debe replicarse en otros contextos con un mayor número de participantes. No debe, por tanto, considerarse como una intervención educativa ampliamente avalada por los datos. Sí supone, por el contrario, un intento muy interesante y novedoso de abordar, a edades tempranas, los déficits característicos en comprensión lectora que parecen mostrar algunos niños con TEA.

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