Intervención para la mejora del vocabulario en niños de Educación Infantil. Reducir la brecha y combatir el Efecto Mateo en niños en riesgo de dificultades

Stanovich (1986) introdujo hace más de 30 años el llamado Efecto Mateo. Lo hizo para explicar que el paso del tiempo no tiende a compensar por sí mismo las dificultades de los niños para aprender, sino a incrementarlas. De hecho, el Efecto Mateo viene por una parábola bíblica del que expone lo siguiente: “porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.”

El Efecto Mateo parece tener un alto impacto en lo relativo al desarrollo del vocabulario. Los estudiantes que comienzan la escuela con un menor vocabulario, ya sea por su procedencia ambientes socialmente desfavorecidos o dificultades en el desarrollo del lenguaje, aprovechan peor las interacciones en la escuela y aprenden menos vocabulario que sus iguales en las interacciones con los adultos. Bienmiller y Slomin (2001), en un trabajo clásico que indagaba en esta problemática, encontraron que la brecha de vocabulario ya era enorme para el tercer curso de la enseñanza elemental. En palabras suyas, esperar a los 8 o 9 años para compensar esa brecha era “demasiado tarde para muchos niños”.


Una intervención reciente

Coyne et al. (2019) desarrollaron recientemente una ambiciosa intervención para tratar de combatir el Efecto Mateo en Educación Infantil. Lo hicieron partiendo del modelo de Respuesta a la Intervención (RTI) que implica:

Cribados universales para  todo el alumnado en aprendizajes clave como el vocabulario. El objetivo es seleccionar a aquellos niños que necesitan una atención educativa rápida y preventiva.

Varios niveles de respuesta educativa que varían en intensidad e individualización en función de la respuesta del niño.

En la intervención participaron un total 48 colegios que incluían un total de 248 clases de Educación Infantil. Se administró el Test PPVT de vocabulario receptivo a todos los alumnos y, en torno a los resultados, se diseñaron tres grupos:

Grupo tratamiento (n=825). Este grupo estaba formado por niños que habían puntuado por debajo del percentil 30 en el test de vocabulario receptivo. Recibieron dos tipos de intervenciones de vocabulario. Una intervención de Nivel 1, que recibían junto a todo el grupo de referencia. Una intervención de Nivel 2, en pequeños grupos de 4 niños, que reforzaba y trabajaba más explícitamente la llevada a cabo en el Nivel 1. 

Grupo control (n=781). Este grupo estaba formado también por niños que habían puntuado por debajo del percentil 30 en el test de vocabulario receptivo.  Sin embargo, estos niños solo recibieron la intervención de Nivel 1, junto a todo el grupo de referencia. 

Grupo de referencia (n=741): eran niños que puntuaban dentro de la normalidad en el test PPVT y que recibieron, en su grupo de referencia, la intervención de nivel 1.

La intervención de Coyne et al. (2019): EVI (Early Vocabulary Intervention)

Los niños en riesgo asignados a la intervención en grupos de 4 alumnos recibieron el programa EVI. Esta intervención de vocabulario se basaba en algunos de los principios ya expresados por los metaanálisis de intervención de vocabulario en niños pequeños (Marulis y Neuman, 2010) y que refuerzan la importancia de la instrucción directa y explícita. Los principios instruccionales estaban basados en influyentes trabajos como el de Beck y McKneown (2002) e incorporaban: a) focalización en palabras útiles y extrapolables entre diferentes contenidos, b) creación de definiciones sencillas y amigables, c) múltiples exposiciones de las palabras en el tiempo en diferentes contextos, d) muchas oportunidades para interactuar con las palabras y generar un procesamiento profundo de las mismas. Esto es, una vez instruido el significado de la palabra en varios contextos lingüísticamente significativos mediante una definición sencilla se llevaban a cabo actividades para generar un procesamiento profundo de las mismas. Algunos ejemplos son: diferencia entre dibujos que representan y no representan la palabra, usar la palabra para describir dibujos o experiencias propias, comentar la relación de las palabras enseñadas con otras, etc.

El Efecto Mateo, también en los resultados

Los tamaños de efecto del grupo que recibió la intervención respecto al grupo control fueron altos (para calcularlo se aplicó una prueba de vocabulario expresivo que evaluaba las palabras instruidas). No obstante, el Efecto Mateo también moduló la respuesta a la intervención en el grupo que recibió la intervención de nivel 2. De esta forma, los alumnos del grupo tratamiento que habían recibido mejor puntuación en el pretest mostraron los tamaños de efecto más altos (d=1.21) y los alumnos con peores puntuaciones en el pretest mostraron tamaños de efecto más bajos (d=.92).  Sin embargo, lo importante y fundamental es que el grupo redujo mayoritariamente la brecha respecto a su grupo de referencia en lo relativo al conocimiento de las palabras enseñadas.

Conclusiones y una importante limitación

Este tipo de trabajos resultan muy interesantes porque ponen el foco en la prevención y abordan las desigualdades generadas por diversas causas (pobreza, riesgo de problemas de lenguaje) tan pronto como aparecen. No obstante, este trabajo tiene a mi juicio una importante limitación. Las medidas usadas para el cálculo de los tamaños de efecto eran muy proximales a la intervención y habían sido desarrolladas por los propios investigadores para evaluar las palabras enseñadas. El desafío está, no obstante, en generar una mejora del vocabulario y el lenguaje que pueda generalizarse a palabras no instruidas y medirse mediante pruebas más distales y estandarizadas. No obstante, es un trabajo muy bonito que pone el foco en reducir la brecha ya a edades tempranas.

Referencias

Coyne, M. D., McCoach, D. B., Ware, S., Austin, C. R., Loftus-Rattan, S. M., y Baker, D. L. (2019). Racing against the vocabulary gap: Matthew effects in early vocabulary instruction and intervention. Exceptional Children, 85(2), 163-179.


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