¿Son útiles los test que miden el vocabulario receptivo para detectar a los niños con Trastorno del Desarrollo del Lenguaje? (Calder et al., 2023)

A modo de resumen, la detección del Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) implica que dichas dificultades aparezcan en la infancia temprana, sean persistentes más allá de los cinco años, causen un impacto funcional visible en la comunicación y el aprendizaje, así como que estas dificultades no se deban a una enfermedad médica, autismo, discapacidad intelectual o a un daño cerebral adquirido (Bishop et al., 2017). Una revisión sistemática (Denman et al., 2017) ha señalado las limitaciones de los test que miden una única habilidad lingüística de forma discreta para detectar problemas en el desarrollo del lenguaje en niños de entre 4 y 12 años. Resulta interesante, ya que muchos profesionales siguen usando este tipo de medidas para el diagnóstico del TDL.

Test que miden habilidades lingüísticas discretas

Se ha criticado que algunos test miden aspectos lingüísticos muy específicos, muy desligados del uso funcional que se hace del lenguaje en el día a día y que tienden a sobreestimar las habilidades lingüísticas que presentan los niños con TDL. Un ejemplo de este tipo de test es el conocido ‘Peabody’ (Peabody Picture Vocabulary Test; PPVT). Se trata de un test muy usado también en nuestro país para evaluar el vocabulario receptivo de los niños. En él los niños escuchan una palabra y deben de seleccionar, de entre cuatro dibujos, cuál de ellos corresponde con dicha palabra (véase la imagen siguiente). Diversos estudios han señalado que este tipo de test no son adecuados para detectar a los niños con TDL.

El test ‘Peabody’ mide una habilidad lingüística discreta y desligada del uso funcional del lenguaje, ya que en él los niños deben conectar una palabra con un dibujo. Se trata de una actividad mucho menos demandante que la que supone el uso del lenguaje en una situación real.


Algunas evidencias

Varios estudios han reportado que el test ‘Peabody’ (PPVT) no tiene la suficiente sensibilidad como para detectar a niños con problemas en el desarrollo del lenguaje escolarizados en preescolar (Jackson et al., 2019; Yarian et al., 2021). De hecho, algunos estudios han sugerido que incluso las versiones más recientes del test PPVT no son adecuadas para detectar a los niños con TDL (Spaulding et al., 2016). Frizelle et al. (2019) encuentran dichos resultados pocos sorprendentes, ya que el PPVT mide, únicamente, el reconocimiento de palabras. Nos dice poco del desarrollo lingüístico del niño más allá de su capacidad para conectar el nombre de la palabra con un dibujo en presencia de tres distractores.

El estudio de Calder et al., (2023)

Calder et al. (2023) llevaron a cabo un estudio en el que participaron 1626 niños con una media de edad de 10 años. Del total de los participantes, 1522 no presentaban problemas en el desarrollo del lenguaje, mientras que los otros 104 sí cumplían los criterios para el diagnóstico del TDL. Los autores evaluaron, entre otras cosas, si el test PPVT era eficaz para detectar a los niños con TDL. Los resultados mostraron que no. De hecho, el test ‘Peabody’ tendía a sobreestimar las habilidades lingüísticas de los niños con TDL. Calder et al. (2023) indican que los profesionales deberían ser muy prudentes a la hora de usar medidas discretas de vocabulario receptivo, como el PPVT, para el diagnóstico del TDL.

Pruebas recomendadas

Denman et al. (2017) revisaron 15 herramientas para la evaluación del lenguaje en el ámbito anglosajón y encontraron que sólo cuatro de ellas reportaban propiedades psicométricas robustas y eran recomendadas para el diagnóstico del TDL. Al menos una de ellas ha sido validada en castellano. Se trata de la llamada Clinical Evaluation of Language Fundamentals – 5th Edition (CELF-5; Wiig et al., 2015). No es de extrañar, ya que CELF-5 mide toda una serie de habilidades lingüísticas mucho más complejas y funcionales que implican seguir indicaciones, elaborar frases o definir palabras. Las tareas parecen lingüísticamente más exigentes de lo que supondría señalar con qué dibujo podemos relacionar una palabra determinada.

Evaluar e intervenir en la procedimentalización del lenguaje

En un trabajo muy interesante Kamhi (2019) defiende que el lenguaje de los niños que muestran dificultades se caracteriza por esta deficitariamente procedimentalizado. ¿Qué quiere decir eso? Que no puede usarse de forma automática y sin esfuerzo en situaciones cotidianas y consumiendo muy pocos recursos cognitivos. El autor considera que esto no se ha tenido suficientemente en cuenta. Por ejemplo, muchas evaluaciones del lenguaje se desarrollan mediante pruebas estandarizadas con tareas artificiales que no evalúan la procedimentalización del lenguaje en situaciones de comunicación. Lo mismo ocurre con las intervenciones en lenguaje que trabajan tareas discretas desconectadas del uso funcional del lenguaje.

Calder, S. D., Brennan-Jones, C. G., Robinson, M., Whitehouse, A. y Hill, E. (2023). How we measure language skills of children at scale: A call to move beyond domain-specific tests as a proxy for language. International journal of speech-language pathology25(3), 440-448.

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