La Práctica Basada en la Evidencia (PBE): barreras para implementarla profesionalmente en niños con dificultades en la lectura, el lenguaje y el habla

La Asociación Americana de Habla, Lenguaje y Audición (American Speech-Language-Hearing Association; ASHA) describe que la Práctica Basada en la Evidencia (PBE) es una forma de intervenir en la que se integran tres aspectos esenciales: a) la investigación de más calidad disponible sobre un tema concreto, b) la experiencia adquirida por el profesional en su práctica y c) las preferencias y valores del sujeto al que se atiende (ASHA; 2004). En la siguiente imagen es posible ver un esquema general de la PBE. Veamos en qué consiste y por qué, para muchos profesionales, no es algo fácil de llevar a cabo habitualmente.

A. Mejor investigación disponible

El primer componente implica que el profesional sepa acudir a la mejor investigación disponible que hay sobre un tema concreto (ASHA, 2004). En nuestro caso particular, implica acceder a los mejores estudios que han abordado las dificultades de los niños en aspectos tan diversos como la decodificación, el vocabulario, la elaboración de la grafía o la producción de fonemas concretos en tareas de habla. Pero, ¿cuál es la mejor investigación disponible? Aquí es dónde surge la dificultad. En la siguiente imagen es posible ver una jerarquía realizada por la ASHA (2004). En ella se ordenan los estudios de mayor a menor calidad según su diseño. Sin embargo, observar estas diferencias no siempre es sencillo.

Así se ha ordenado, tradicionalmente, la calidad de los estudios de intervención (ASHA, 2004). Sin embargo, estos términos requieren formación específica para su comprensión y pueden suponer una barrera de entrada.


B. Experiencia profesional

La experiencia profesional también es importante en la PBE. La mejor investigación disponible no sirve de nada sin profesionales que la procesen, la desarrollen y la conviertan en procedimientos reales que aplicar, en nuestro caso, con los niños a los que atienden. Es común que muchos profesionales se lamenten de que, tras leer una investigación, no les queda claro cómo transferirla y aplicarla en su práctica individual. Esto no tiene por qué ser un problema de los profesionales. Es común que los propios investigadores que analizan los estudios de intervención en lenguaje, habla, escritura o lectura indiquen que las intervenciones están insuficientemente descritas en los artículos.

C. Valores y preferencias del sujeto al que se atiende

Los profesionales no pueden recoger las evidencias y aplicarlas sin más, como si fueran una mera receta. Trabajan en contextos en los que tienen recursos temporales y materiales limitados. Atienden a personas con preferencias, casuísticas y limitaciones concretas. Por ello, la PBE añade, en último lugar, este componente (ASHA, 2004). Implica que hay que adaptar la evidencia disponible a la realidad donde se aplica. Este es el motivo por el cuál algunos preferimos hablar de ‘práctica informada desde la investigación’ que de ‘práctica basada en la evidencia’.  Adaptar la investigación a una situación específica no es sencillo, ni lo es decidir qué se debe o no sacrificar a la hora de llevarla a la práctica.

¿Encuentran las profesionales barreras en la aplicación de la PBE con niños con dificultades en el lenguaje, el habla y la lectura?

Parece que muchas. Para empezar, un estudio desarrollado por Thome et al. (2020) con 176 especialistas en lenguaje y habla, encontró que solo el 14% de ellos sabían que la PBE tenía tres componentes. Greeenwell y Walsh (2021), por su parte, indican los problemas que describen los profesionales para llevar a cabo la PBE. Se muestra entre paréntesis el porcentaje de los encuestados que encontraban dicha barrera:
  • Falta de tiempo para leer investigación (54,52%)
  • Demasiados niños a los que atender (43,32%)
  • Falta de acceso a artículos de investigación (35,37%)
  • Falta de formación para entender análisis estadísticos (33,12%)
Arranca un nuevo curso

Comienza un nuevo curso. He querido empezar con una entrada que ahonde en por qué creo que merece la pena seguir realizando estas publicaciones. Personalmente, me ayudan a formarme y seguir actualizado. Pienso que contribuyen a una mejor enseñanza a mis estudiantes y a los niños a los que atiendo.

Espero que puedan servir también a aquellos que creen que la investigación otorga beneficios a su práctica profesional y a los niños que la reciben.
 
Feliz inicio de curso.

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