Una intervención para la mejora de la lectura y la escritura en niños con dislexia (van Rijthoven et al., 2021)

Muchos niños con dislexia, especialmente en los primeros cursos, tienen dificultades para aprender y automatizar las relaciones entre grafemas y fonemas (Lyon et al., 2003). En castellano no es infrecuente, por ejemplo, observar errores como escribir la palabra “ceso” en lugar de “queso” o leer la palabra “guigante” en lugar de “gigante”. Parece que las intervenciones educativas en los primeros cursos pueden abordar estas dificultades con éxito (Galuchska et al., 2014). Además, hacer que los niños con dislexia practiquen las relaciones entre símbolos y sonidos de forma simultánea en tareas de lectura y de escritura puede ser muy interesante. Veamos un trabajo al respecto.

El trabajo de van Rijthoven et al. (2021)


Los autores valoraron los efectos de una intervención llamada “phonics through spelling”, cuyo objetivo era mejorar la lectura y la escritura de los niños con dislexia. Para ello, el programa buscaba que estos niños automatizaran las relaciones entre grafemas y fonemas. La intervención se llevó a cabo en holandés que, con todas sus diferencias con el castellano, es un idioma mucho más transparente que el inglés o el francés. En el estudio participaron 54 niños ya diagnosticados con dislexia. Los niños estaban escolarizados entre el segundo y sexto curso de enseñanza elemental. Los niños recibieron una intervención individualizada de 45 minutos a la semana. La intervención duró, de media, unas 27 semanas.

Phonics through spelling intervention

La intervención tenía tres fases.

1. Enseñanza de las correspondencias

Se evaluaba qué relaciones entre grafemas y fonemas los niños no tenían bien adquiridas. Los niños las practicaban usando flashcards. El objetivo era que estos recordaran los sonidos de las letras lo más rápido posible tras la enseñanza del profesional. Para ayudar a comprender el artículo en castellano, podemos imaginar a un niño haciendo el sonido /k/ de la “c” cuando aparece en la tarjeta conectada con las letras “a”, “o”, “u”, a la vez que tiene que hacer el sonido /θ/ cuando la letra aparece conectada con las letras “e”, “i”. Los niños trabajaban con tiempo, tratando de automatizarlas.

2. Práctica en tareas de lectura y escritura

Los niños aplicaban las reglas entre grafemas y fonemas trabajadas a tareas de lectura y escritura Los niños practicaban, aproximadamente, la misma cantidad de tiempo en tareas que implicaban leer que en tareas que implicaban escribir. En las tareas de escritura, los niños aplicaban una estrategia en cuatro fases. Primero repetían la palabra en voz alta.  Luego descomponían la palabra en sus diferentes fonemas. Después escribían, conectando cada fonema con su grafema. Finalmente, leían la palabra en voz alta. En tareas de lectura, al principio, si los niños tenían muchas dificultades, descomponían las palabras en sus sonidos y luego las leían de forma rápida.

3. Enseñanza de excepciones y lectura de palabras largas

EL holandés es un idioma relativamente transparente. Sin embargo, tiene excepciones y palabras irregulares que los niños deben conocer. Esta parte de la intervención es menos extrapolable al castellano. Sin embargo, es interesante ver cómo en esta tercera fase de la intervención los niños aplicaban el conocimiento aplicado a la lectura y la escritura de palabras de varias sílabas.



Un apunte

Durante la intervención los niños debían lograr un 80% de precisión en cada cada una de las fases para poder avanzar a la siguiente. Luego explicaré por qué, a mi juicio, esto podría ser un error.

Resultados y conclusiones

Los resultados evidencian mejoras tanto en tareas de lectura de palabras y de pseudopalabras como de escritura. Esta transferencia es importante y tiene valor para tratar de ayudar de forma más eficaz a los niños con dislexia.

Una pequeña crítica

Humildemente, pienso que no es buena idea que los niños practiquen en una fase las correspondencias entre grafemas y fonemas y en fases posteriores lo apliquen a tareas de lectura. Algunos autores (Savage et al., 2020) vienen indicando la necesidad de que los niños apliquen el mismo día las correspondencias aprendidas a tareas de lectura y escritura para, de esta manera, consolidar lo aprendido.

En todo caso, conectar la enseñanza de las correspondencias entre grafemas y fonemas con tareas que impliquen leer y escribir de forma combinada puede ser muy buena idea. Esto podría ayudar a consolidar mejor las relaciones entre el conocimiento fonológico y ortográfico. En un estudio llevado a cabo al respecto, Ouellette y Sénéchal (2008) encontraron que aquellos niños que realizaban un trabajo combinado entre letras y sonidos mostraban un mejor conocimiento de las relaciones entre grafemas y fonemas. Esto contribuía a la mejora de su lectura y escritura tras solo cuatros semana de intervención. Muchas revisiones especializadas indican que la intervención en dislexia debería combinar tareas de leer y escribir (Fletcher et al., 2019).

Algunas precauciones sobre la calidad de las evidencias

El estudio adolece de problemas metodológicos. El más evidente es que no cuenta con un grupo control que no reciba la intervención, lo que siempre es problemático. Además, los datos están recogidos en entre los años 2009 y 2013 en una clínica especializada en la intervención en dislexia, por tanto, no todos los niños recibieron la intervención en las mismas condiciones. No obstante, tiene algunas fortalezas. La primera de ellas reside en haber documentado que todos los participantes del estudio tenían dificultades para leer y escribir que eran persistentes y severas en el tiempo. Otra consiste en haber descrito muy bien la intervención, lo que hace más fácil su estudio y replicación.

Dejo la referencia

van Rijthoven, R., Kleemans, T., Segers, E. y Verhoeven, L. (2021). Response to phonics through spelling intervention in children with dyslexia. Reading & Writing Quarterly, 37(1), 17-31.

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