Detectar tempranamente a los niños con dificultades en la lectura: por qué, cuándo, qué, cómo y dónde (Gaab y Petscher, 2022)

Introducción

A modo de introducción, Siegel (2018) describe algunos principios esenciales para abordar las dificultades en la lectura: 1. La intervención debe comenzar tan pronto como aparecen las primeras dificultades. 2. Se deben administrar cribados universales para detectar los problemas pronto. 3. Una buena enseñanza de la lectura para todos es esencial. 4. Los profesores deben recibir formación especializada. 5. El seguimiento del progreso de los niños es clave. 6. El proceso debe hacer más hincapié en la intervención educativa temprana, y especializada que en clasificar a los estudiantes.  En un trabajo reciente, Gaab y Petscher (2022) responden a algunas preguntas al respecto.



¿Por qué detectar tempranamente? 

Sabemos, por estudios clásicos, que el 70% de los niños que ya en el primer curso de la escolaridad elemental se sitúan por debajo de la media en tareas de lectura continúan por debajo de la media ocho años después (Landerl y Wimmer, 2008). Abordar lo antes posible los problemas en la lectura que los niños con presentan es clave, ya que estas dificultades están ligadas a problemas académicos, laborales y de salud mental. Detectar temprano es importante, entre otras cosas, porque una respuesta educativa temprana es más efectiva que una aplicada de forma tardía (Lovett et al., 2017). Esperar a que las brechas educativas se abran nunca es una buena idea.

¿Cuándo hacerlo y qué medir?

Se trata de evitar un modelo “que espere al fracaso”. Por ello, recomiendan que la administración de los cribados universales para detectar las dificultades en la lectura no se realice más tarde del primer año de escolaridad elemental. Pueden incluir tareas sencillas relacionadas con la decodificación y la comprensión. No obstante, es posible detectar un cierto riesgo de dificultades ya a los cuatro años, antes de aprender a leer. Una baja conciencia fonológica, un vocabulario pobre, problemas en la repetición de pseudopalabras, una baja velocidad de denominación o una pobre comprensión oral se asocian a un mayor riesgo de dificultades en la lectura. 

¿Cómo hacer la detección y dónde?

La selección de los instrumentos de cribado depende de una serie de criterios técnicos que escapan a esta publicación. Saber si estamos midiendo las habilidades adecuadas, si las puntuaciones son válidas, fiables o si permiten detectar con precisión a los niños en riesgo requiere una revisión especializada. Lo que sí parece importante es que la detección de riesgo se conecte con intervenciones estructuradas, explícitas y de alta frecuencia, cuyos componentes centrales estén bien fundamentados. Por ello, el centro educativo parece el lugar óptimo para la detección. No obstante, existen instrumentos para detectar riesgo en contextos como el sanitario.

Diseñar cribados para unas dificultades heterogéneas

Las dificultades en la lectura son heterogéneas. Los niños con dislexia, por ejemplo, tienen problemas para leer de forma precisa y fluida. Los cribados para su detección deben incluir tareas de decodificación. Además, los niños en riesgo de dislexia pueden mostrar en Educación Infantil baja conciencia fonológica, pobre velocidad de denominación o problemas para adquirir los sonidos de las letras. Sin embargo, hay niños que muestran problemas para comprender lo leído, no para decodificar. En estos casos, un bajo vocabulario es un indicador temprano más relevante. Los centros educativos deben tratar de detectar los diversos problemas en la lectura que los niños presentan.

Referencias

Gaab, N. y Petscher, Y. (2022). Screening for early literacy milestones and reading disabilities: The why, when, whom, how, and where. Perspectives on Language and Literacy, 48(1), 11-18.

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