Una actualización en el Trastorno de los Sonidos del Habla: ¿por qué es un problema a tener en cuenta en el ámbito educativo?

El Trastorno de los Sonidos del Habla (TSH; en inglés: Speech Sound Disorder; SSD) es un término paraguas que describe los problemas para producir, programar, percibir y/o representar los sonidos del habla (Storkel, 2019). Implica, por tanto, una reducción de la inteligibilidad del habla que resulta impropia para la edad del niño y que no se debe a un daño neurológico, a defectos orales estructurales o a perdida auditiva. Investigadoras como Holly Storkel vienen defendiendo con datos que: a) hemos subestimado el impacto educativo que pueden tener estas dificultades, b) no hemos apreciado el impacto social que estas dificultades pueden tener en el desarrollo del niño y c) hemos tenido una visión simplista de estas dificultades. Veámoslo.

El TSH puede causar problemas en la alfabetización

En algunas ocasiones, las dificultades que los niños presentan para producir los sonidos del habla se ven acompañadas de problemas para discriminar y representar dichos sonidos que pueden dificultar el aprendizaje de la lectura. En un trabajo reciente y muy ilustrativo, Farquharson (2019) describe, a modo de ejemplo, cómo las dificultades que un niño presenta para producir y discriminar el sonido /f/ y el sonido /θ/ acaban influyendo en el aprendizaje de las correspondencias entre grafemas y fonemas. Esto es, el niño acaba asociando el sonido del habla en el que falla con una letra que, en realidad, no lo representa. 

Puede verse uno de los errores que reporta la autora en la siguiente tabla. 

Como puede verse, el niño no logra asociar el sonido /θ/ con su correspondencia correcta ”th” y lo acaba asociando de manera incorrecta con la letra “f”. Un equivalente en castellano sería que un niño con dificultades para producir oralmente y discriminar los sonidos /f/ y /θ/ acabara escribiendo “fumo” en lugar de ”zumo”, “fapato” en lugar de “zapato” o “forro” en vez de “zorro”. No resulta infrecuente.

El TSH puede causar problemas en el desarrollo social

Tener dificultades en la inteligibilidad del habla parece impactar en cómo los niños con TSH se relacionan con sus iguales. Los niños con problemas para producir los sonidos del habla parecen, de hecho,  interactuar en menor medida con sus compañeros (McCormack et al., 2011) y tener más problemas en sus relaciones sociales (Murphy et al., 2015). Se ha observado también que los niños con TSH parecen decantarse, en mayor medida, por actividades que implican una menor comunicación verbal, como los deportes o el arte (McLeod et al., 2013). Además, parecen sentirse más cómodos hablando con sus familiares o sus hermanos que con sus iguales (McCormack et al., 2010).

La necesidad de actualizarse con relación al TSH

El TSH no se ha librado de su cuota de abordajes ineficaces, de intervenciones que se han aplicado más por tradición que por un conocimiento sólido de su eficacia y de concepciones teóricas antiguas y algo atrasadas. Tradicionalmente, se habían dividido las dificultades que estos niños presentan en “fonéticas” (que tendrían que ver con problemas en la articulación del sonido) y “fonológicas” (que tendrían que ver con problemas para discriminar, manipular y representar mentalmente los sonidos del habla). Sin embargo, los autores especializados advierten de que una estricta dicotomía entre errores fonológicos y fonéticos “no parece muy prudente” (Farquharson et al., 2019).

Y es que la mayoría de los investigadores defienden que los procesos fonéticos y fonológicos están ampliamente entrelazados, emergen juntos en un sistema muy complejo como es el habla y requieren de una comprensión mucho más matizada  (véase el trabajo reciente de Namasivayam et al. (2020) publicado en la revista Frontiers in Psychology para una revisión clarificadora del tema). A lo anterior es necesario añadir que el TSH ha tardado en deshacerse de procedimientos de intervención poco fundamentados, relacionados con ejercicios musculares descontextualizados del habla o con actividades de soplo. Al respecto Faquharson (2019) realiza unas pequeñas recomendaciones para actualizar la evaluación y la intervención.

Recomendaciones para la evaluación (Farquharson, 2019)

  • Los profesionales deben examinar los errores del habla en conversaciones reales.  Usar, únicamente, test de repetición de palabras aisladas pueden dar una idea errónea del tipo de errores y de la frecuencia con la que estos se producen.
  • Es necesario incluir en la evaluaciones la repetición de palabras largas, para evaluar cómo la complejidad fonológica impacta en el deterioro del habla.
  • Se debe considerar tanto la frecuencia como el tipo de errores (sustitución, omisión, asimilación…).
  • Se debe evaluar el impacto que esta dificultad puede estar teniendo en la alfabetización o en la socialización.
Recomendaciones para la intervención (Farquharson, 2019)
  • Sustituir las intervenciones articulatorias simples por aproximaciones más complejas basadas en lo que sabemos del aprendizaje fonético-fonológico (pares mínimos, oposiciones múltiples, oposiciones máximas…).
  • No diferenciar las intervenciones de forma estricta entre fonéticas y fonológicas. Considerar la aplicación de intervenciones que aborden ambos aspectos.
  • Trabajar de manera que se monitorice el progreso, se tomen decisiones basadas en datos y se ofrezca mayor exposición a aquellos que no responden.
A lo anterior yo añadiría, a modo de apunte, las recomendaciones que de autores como Brosseau-Lapré con relación a incluir el trabajo en conciencia fonológica y la mejora en la percepción del habla si es necesario.

Conclusiones

El TSH es un problema a tener en cuenta en el ámbito educativo. Puede provocar dificultades en la alfabetización, impacta en el desarrollo social del niño y en sus habilidades comunicativas. No parece sensato minimizarlo. Requiere un abordaje específico e individualizado que, de no recibirse, puede impactar de forma severa en los niños y niñas que lo presentan. Los profesionales deberían evitar partir de concepciones teóricas atrasadas y de prácticas ineficaces, que no parecen estar sustentadas en evidencias de calidad.

Referencias

Farquharson, K. (2019). It might not be “just artic”: The case for the single sound error. Perspectives of the ASHA Special Interest Groups, 4(1), 76-84.

Namasivayam, A. K., Coleman, D., O’Dwyer, A. yVan Lieshout, P. (2020). Speech sound disorders in children: An articulatory phonology perspective. Frontiers in psychology, 10, 2998.

Storkel, H. L. (2019). Clinical forum prologue: Speech sound disorders in schools: Who qualifies?. Perspectives of the ASHA Special Interest Groups, 4(1), 56-57.

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