Desarrollo de un método para evaluar la eficacia de las intervenciones en vocabulario (Duff, 2019)

Algunos metaanálisis indican que los niños con dificultades en el desarrollo del lenguaje tienen problemas para adquirir vocabulario de forma implícita, esto es, por mera exposición (Kan y Windsor, 2010). Muchos de ellos precisan de intervenciones explícitas y focalizadas para adquirir nuevos términos académicos.  Sin embargo, no todos los niños responden igualmente bien a estas intervenciones, que requieren individualizar la selección de las palabras, las exposiciones y combinar diferentes técnicas (McGregor, 2021). ¿Cómo saber si las intervenciones están cumpliendo con su propósito? (Puede verse una entrada con técnicas para la intervención en la mejora del lenguaje académico en: https://dificultadesespecificasdelaprendizaje.blogspot.com/2022/04/ensenanza-de-vocabulario-academico.html ).

Evaluar la eficacia de las intervenciones en vocabulario: algunos dilemas

Evaluar el vocabulario que tiene una persona es complejo y el debate en torno a ello ha sido muy interesante (Pearson et al., 2007). El conocimiento relativo a las palabras tiene varias dimensiones (fonológico, ortográfico, semántico...). De entre ellos, la profundidad semántica, es decir, la comprensión del significado que tenemos de una palabra, parece ser un importante predictor de la comprensión lectora. De hecho, la profundidad con la que los niños conocen el significado de las palabras parece estar más relacionada con la comprensión lectora que la cantidad de palabras que se conocen (Oullette, 2006). Por todo lo anterior, Duff (2019) entiende que los test estandarizados no son buenos instrumentos para valorar la eficacia de una intervención de vocabulario, puesto que evalúan un número limitado de palabras y suelen, además, valorar la amplitud de vocabulario por encima de la profundidad (véase el test PPVT-III como ejemplo en el que el niño tiene que indicar qué dibujos se asocian a las palabras que se le indican).

El trabajo de Duff (2019)

En base a esto Duff (2019) trató de desarrollar una medida referida a criterio que permitiera a los profesionales que realizan intervenciones en vocabulario, mediante su adaptación y aplicación, evaluar el conocimiento semántico de los términos que estuvieran instruyendo a los niños. Esta forma de medir la eficacia de las intervenciones combina dos aspectos: la evaluación de las definiciones y la evaluación de la palabra en contexto (puede verse un ejemplo en la siguiente imagen). 


Evaluación del conocimiento relativo a las definiciones

Para evaluar el conocimiento de las definiciones Duff (2019) asigna, en primer lugar, dos elementos semánticos claves a cada palabra. Por ejemplo, para la palabra "inmigrante" asignaría: (a) es una persona y (b) va a otro país para instalarse en él. Una vez hecho esto puntúa la adquisición de la palabra de 0 a 4 puntos en función de los criterios que aparecen en la siguiente tabla.


Evaluación relativo a la comprensión de la palabra en contexto

Para valorar la adquisición de la palabra en contexto (Duff, 2019) desarrolla cinco preguntas en formato verdadero/falso. La primera pregunta usa la palabra de forma gramaticalmente incorrecta (¿es un piano inmigrante?). La segunda pregunta aborda algún aspecto de tipo general (¿Es un inmigrante un tipo de árbol?). De la tercera a la quinta abordan aspectos de dominio específico (¿Es un inmigrante una persona?/ ¿Va un inmigrante a otro país?/ ¿Va un inmigrante a otro país solo de vacaciones?). Cada una de las preguntas se valora con 0/ 1 en función de los aciertos del niño.

Para cada palabra (Duff, 2019) suma ambas puntuaciones, con un máximo de 9 puntos relativos al conocimiento semántico de la palabra.

Algunos apuntes: ventajas de esta propuesta y datos sobre su validez y fiabilidad

La autora entiende que combinar ambas formas (definiciones + contexto) tiene algunas ventajas. Mientras la definición implica recuperar información, la evaluación mediante contexto requiere solo reconocerla. Por su parte, las definiciones implican conocimiento descontextualizado, mientras que la palabra en contexto implica conocimiento sobre su uso. Ambas formas de evaluar el vocabulario, combinadas, implican conocer importantes aspectos semánticos sobre las palabras instruidas por los profesionales.

De la revisión de algunos trabajos Duff (2019) reporta que se han obtenido evidencias respecto a la fiabilidad de esta forma de medir la profundidad del vocabulario (no obstante, se han aportado, especialmente, evidencias sobre la consistencia interna del instrumento, pero no otras relativas fiabilidad inter-jueces o coeficiente test-retest). También aporta la autora algunas evidencias de su validez interna y externa.  Sin embargo, el problema radica en que, al tener que construir los profesionales sus propios ítems a partir de este modelo, nada indica que esos ítems estén también bien construidos.

A pesar de todo, parece interesante conocer aproximaciones que permiten a los profesionales valorar si sus intervenciones están mejorando realmente el vocabulario de los niños y en qué medida.

Referencias

Duff, D. (2019). Has vocabulary intervention had an effect? A valid, reliable, and (fairly) quick outcome measure for semantic knowledge. Language, Speech, and Hearing Services in Schools, 50(4), 506-517.

Kan, P. F. y Windsor, J. (2010). Word learning in children with primary language impairment: A meta-analysis. Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 53, 739–756.

McGregor, K. K., Van Horne, A. O., Curran, M., Cook, S. W. y Cole, R. (2021). The challenge of rich vocabulary instruction for children with developmental language disorder. Language, speech, and hearing services in schools, 52(2), 467-484.

Ouellette, G. P. (2006). What's meaning got to do with it: The role of vocabulary in word reading and reading comprehension. Journal of educational psychology, 98(3), 554.

Pearson, P.D., Hiebert, E.H. y Kamil, M.L. (2007). Vocabulary assessment: What we know and what we needto learn. Reading Research Quarterly, 42, 282–296

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