Definimos como predictores de la lectura a aquellas variables cuya medición, como su propio nombre indica, nos permite predecir el rendimiento en tareas de lectura un tiempo después. Los estudios sobre predictores son muy valiosos. Constituyen el punto de partida, por ejemplo, para el posterior desarrollo de estudios e instrumentos que traten de establecer qué niños tienen un mayor riesgo de presentar problemas en la lectura a lo largo de su escolaridad.
Tradicionalmente, hemos contado con una gran cantidad de estudios sobre los predictores de la lectura en lenguas opacas, como el inglés. Por eso, resulta interesante el desarrollo de cada vez más investigaciones en castellano que aborden este tema en nuestra lengua (mucho más transparente).
El trabajo de De la Calle et al., (2021)
En el estudio participaron 362 de niños de cuatro y cinco años escolarizados en nuestro país. La investigación se llevó a cabo en dos fases. En una primera fase se administraron pruebas cuyo objetivo era el de evaluar diferentes predictores de la lectura como la conciencia fonológica o la velocidad de denominación. En la segunda fase, seis meses más tarde, se administraron pruebas de lectura de palabras y pseudopalabras (a los habituados a hacer evaluaciones de la lectura les sonaran las pruebas de decodificación de palabras y pseudopalabras del test PROLEC-R que se emplearon en este estudio). Es importante hacer énfasis en que este trabajo trata de hacer hincapié en los predictores de la decodificación, esto es, en las variables que predicen la capacidad de leer de forma precisa y fluida las palabras escritas. Esto es relevante porque otros estudios tratan de estudiar qué variables predicen la comprensión lectora, habilidad que va mucho más allá de la decodificación.
Resultados
Los autores encontraron tres variables que tienen un poder predictivo considerable respecto a las habilidades de decodificación en los primeros años: la conciencia fonológica, la velocidad de denominación de letras y el conocimiento de los grafemas. Revisémoslas:
- La conciencia fonológica es la habilidad de representar y manipular mentalmente las unidades del lenguaje oral independientemente de su significado. Es una tarea de lenguaje oral, no del lenguaje escrito. Por ejemplo, cuando un niño dice que si añade la sílaba /za/ a /pato/ queda /zapato/ o que si junta los sonidos /s/, /o/, /l/ obtiene la palaba /sol/ está resolviendo tareas de conciencia fonológica (de conciencia silábica la primera y conciencia fonémica la segunda). De la Calle et al. (2021) encontraron que la ejecución en tareas de conciencia fonológica predecía una parte importante de las diferencias individuales en decodificación de los niños evaluados.
- La velocidad de denominación de letras, esto es, la habilidad de nombrar de forma rápida y en voz alta los nombres de las letras que aparecen en una lámina fue la variable con mayor poder predictivo, explicando un 57% de la varianza y siendo el mejor predictor de las habilidades de lectura precisa y fluida de palabras según este estudio.
- El conocimiento de los grafemas, esto es, el conocimiento del nombre de las letras que mostraban los niños tenía un fuerte poder predictivo de las habilidades de decodificación encontradas en el alumnado.
Peligro: no debemos confundir variables predictoras con variables causales
No debe confundirse el hecho de que una variable sea predictora de las habilidades de decodificación (esto es, esté relacionada un periodo de tiempo después con la habilidad de leer de forma precisa y fluida) con que su manipulación dé lugar a una mejora del aprendizaje de la lectura. De las tres variables que incluye el estudio de De la Calle et al. (2021) como predictoras, la conciencia fonológica, por ejemplo, sí ha demostrado además, que su desarrollo a través de programas educativos tiene una un efecto directo en la facilitación de la adquisición de la lectura por parte del alumnado (véase el trabajo de Defior (2008) para un trabajo experimental en castellano). Por eso, desarrollar programas de conciencia fonológica a edades prelectoras que partan de las unidades grandes a las pequeñas (de la conciencia léxica a la fonémica, pasando por la silábica) puede facilitar el aprendizaje de la lectura en todos los alumnos. Puede, además, contribuir a reducir el impacto de los niños que muestran dificultades para decodificar y reconocer de forma precisa y fluida las palabras escritas, como los niños con dislexia, que suelen mostrar pobres habilidades de conciencia fonémica (Fletcher et al., 2011).
Referencias
De la Calle, A.M., F. Guzmán-Simón, F., García-Jiménez, y E., Aguilar, M. (2021). Precursors of Reading Performance and Double- and Triple-Deficit Risks in Spanish. Journal of Learning Disabilities (online first). https://doi.org/10.1177/0022219420979960
Hola Julián, quería consultarte.
ResponderEliminarTanto en el segundo como en el tercer predictor se habla del nombre de las letras. Con ello entiendo que, según el estudio, es importante que una persona evoque 'efe' cuando ve el grafema F. ¿Es así?
Me ha sorprendido ya que, hasta donde sabía, no importaba tanto el nombre de la letra sino que asociase el fonema al grafema. En educación, hemos sido alertados de las confusiones que hay al indicar el nombre de las letras (por ejemplo, 'pe' para después leer y escribir palabras como pie - 'peie').
Solo busco comprender y aclararme en este aspecto. Gracias.